El Hospital Regional “Elvia Carrillo Puerto” del ISSSTE se encuentra nuevamente en el ojo del huracán, luego de que usuarios denunciaron que pacientes son atendidos en condiciones indignas dentro del área de urgencias, llegando incluso a pasar la noche en el suelo por la falta de camillas y espacio.
Un derechohabiente compartió la fotografía de un hombre recostado sobre cartones en el piso, quien habría permanecido así durante toda la noche. La imagen, que circula entre trabajadores y familiares, expone de manera cruda el deterioro en la atención hospitalaria, que se suma a una serie de señalamientos sobre malas prácticas administrativas al interior del nosocomio.
Robo hormiga y proveedores “amigos”
Personal interno, bajo condición de anonimato, acusa que detrás de estas carencias no solo está el déficit de insumos o personal, sino un manejo irregular de los recursos por parte de la administradora del hospital y su grupo cercano, quienes habrían tejido una red con proveedores y subrogados para obtener beneficios económicos.
De acuerdo con estas versiones, se estarían autorizando compras con sobreprecios y contratos con servicios subrogados de menor calidad, lo que repercute directamente en la atención a los derechohabientes. “Se trata de un robo hormiga disfrazado de austeridad, pero que en la práctica deja a los pacientes sin los insumos básicos”, señalaron trabajadores consultados.
Resonancias “de madrugada” por ser más baratas
Otro de los señalamientos recurrentes es que estudios de resonancia magnética se realizan en horarios atípicos, incluso de madrugada, porque a esas horas resultan más baratos para el hospital. “No todos los pacientes tienen acceso a estos estudios, se hacen de noche para ahorrar, pero eso implica trasladar a personas enfermas a horas indebidas y sin las condiciones adecuadas. Todo para reducir costos y cumplir con los proveedores subrogados más baratos”, denunciaron.
Las críticas no se limitan a la administradora. Derechohabientes y personal también apuntan al director del hospital, quien habría permitido que estas prácticas continúen bajo el argumento de que se trata de medidas de eficiencia. Sin embargo, en la realidad, se traduce en camillas insuficientes, medicinas escasas y pacientes recostados en el piso.
“Es indigno e inhumano. No puede ser que un hospital regional, que debería atender a miles de derechohabientes, tenga a los enfermos en el suelo mientras se hacen negocios con proveedores amigos”, expresó un usuario que prefirió omitir su nombre por temor a represalias.




