Trabajadores de la planta procesadora de Kekén, ubicada en la comisaría de Poxilá, municipio de Umán, alzaron la voz para denunciar el abandono y la falta de respaldo por parte del sindicato que debería representarlos, incluso en situaciones graves como accidentes con víctimas mortales.
Tras el reciente fallecimiento de un empleado en un incidente dentro de la planta, familiares del trabajador aseguraron que ni la empresa ni el sindicato se han acercado a brindar apoyo o alguna explicación. “No han llamado, no han dado la cara, no hemos recibido ayuda ni siquiera una condolencia”, expresaron durante el funeral.
La indignación no se limita al dolor de la pérdida. Empleados entrevistados lamentaron que, pese a que se les descuenta semanalmente una cuota sindical de 25 pesos, la defensa de sus derechos y la atención en momentos críticos simplemente no existe. Esta cuota, dijeron, supuestamente es voluntaria, pero en la práctica es obligatoria y va dirigida a la Delegación 95 de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC).
Según los testimonios, lejos de protegerlos, los representantes sindicales actúan en complicidad con la empresa. Un caso señalado es el de Selene del Rosario Ruz, delegada del sindicato en la planta procesadora, a quien acusan de levantar actas administrativas en contra de los propios trabajadores cuando sufren accidentes laborales.
“Ellos les llaman ‘incidentes’, pero para nosotros son accidentes reales, con consecuencias reales”, comentó uno de los trabajadores. “Si sales de incapacidad más de una semana, al regresar te descuentan dinero, como si fuera culpa tuya”, añadió.
Además, cuestionan el papel de la delegada, a quien describen como una empleada más de Kekén, que no cumple con sus responsabilidades sindicales. “Nunca entra a trabajar, se la pasa afuera, comiendo o cortejando empleadas, dizque en juntas”, señalaron con molestia.
La crítica se extiende a Cornelio Mena Ku, secretario general de la delegación 95 de la CROC, a quien los trabajadores aseguran nunca han visto ni conocen personalmente. “Solo lo vemos en fotos con políticos o con los jefes de Kekén y Bachoco, pero nunca en las plantas, nunca atendiendo a los trabajadores”, denunciaron. Mena Ku es responsable de las secciones forrajera y de granjas del sindicato, cuya dirigencia nacional encabeza Isaías Cuevas González.
Para los empleados, esta situación representa una traición a la confianza y a las contribuciones económicas que cada semana se les descuentan. La falta de intervención del sindicato en temas de salud, seguridad y defensa laboral los deja en una situación de vulnerabilidad frente a las grandes empresas avícolas.
Ante esta situación, los trabajadores exigen una auditoría al uso de las cuotas sindicales, una revisión de los mecanismos de representación y, sobre todo, la presencia activa de sus líderes sindicales en los espacios donde realmente se necesitan: los centros de trabajo.
Además, urgen a las autoridades laborales del estado y al Congreso local a intervenir, pues consideran que no se trata solo de una omisión sindical, sino de una posible colusión que afecta directamente los derechos laborales y humanos de miles de trabajadores yucatecos.
Mientras tanto, el ambiente en la planta de Kekén sigue siendo tenso. Las demandas de justicia y de representación real siguen creciendo, y con ellas la esperanza de que, al menos esta vez, no se silencie la voz del trabajador.