Mientras los propietarios descansan bajo la sombra, los caballos utilizados en los paseos turísticos soportan temperaturas extremas en pleno mediodía.
Una denuncia ciudadana ha vuelto a encender la indignación en redes sociales y entre defensores de los derechos animales, al exhibir la cruel escena que diariamente ocurre en el Pueblo Mágico de Izamal, Yucatán: caballos usados para jalar calesas turísticos expuestos bajo el sol abrasador, sin sombra ni protección, mientras sus propietarios descansan cómodamente al resguardo del calor.
La imagen descrita no es nueva, pero sí profundamente alarmante. De acuerdo con el testimonio, captado a las 2 de la tarde —una de las horas más intensas de calor—, los animales permanecían inmóviles bajo el sol, sobre un pavimento que puede alcanzar temperaturas hirvientes, mientras los conductores de las calesas, conocidos como “caleseros”, se protegían del sol en zonas con sombra.
Izamal, como el resto de Yucatán, vive en estos días una fuerte ola de calor con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados. En ese contexto, dejar a un caballo expuesto al sol puede representar un riesgo severo para su salud y bienestar, incluyendo golpes de calor, quemaduras en las patas por el pavimento caliente, deshidratación e incluso colapsos.
Diversas organizaciones de protección animal han advertido que los caballos no son máquinas, y que las condiciones climáticas extremas exigen adaptaciones urgentes a la manera en que se maneja este tipo de actividad turística.
Izamal ha sido durante años uno de los principales destinos turísticos del estado, y las calesas jaladas por caballos forman parte del “encanto” visual que se ofrece a los visitantes. Sin embargo, cada vez más voces señalan que este modelo debe revisarse, porque no solo implica un maltrato animal evidente, sino que proyecta una imagen insensible de la actividad turística.
“Es indignante que en pleno 2025 sigamos viendo animales obligados a trabajar en condiciones brutales, solo por mantener una tradición turística”, señaló un activista del colectivo Yucatán sin Tracción Animal. “¿Por qué no se ha regulado o eliminado esta práctica que claramente pone en riesgo a los caballos?”, cuestionó.
Pese a que en Yucatán existe legislación para la protección de los animales, las denuncias en contra de este tipo de maltrato en Izamal son recurrentes y pocas veces se traducen en sanciones o cambios efectivos. La ciudadanía exige que el Ayuntamiento de Izamal y la Secretaría de Desarrollo Sustentable del Gobierno estatal actúen de inmediato, no solo para verificar el estado de salud de los caballos, sino para prohibir su exposición prolongada al sol y establecer horarios estrictos de operación durante las horas más críticas del día.