A un año de gestión del alcalde Víctor Chan, habitantes del municipio expresan su inconformidad por el deterioro de los servicios públicos, señalando que las autoridades municipales han mostrado indiferencia ante los problemas cotidianos que afectan la salud y el bienestar de la población.
Vecinos del sector donde se ubica el kínder Popol Vuh denunciaron a través de este medio las condiciones insalubres que prevalecen en la zona, debido a la presencia de un remolque utilizado como basurero improvisado, instalado en la esquina del plantel para que los pobladores depositen sus desechos.
De acuerdo con los testimonios, los residuos permanecen hasta tres días sin ser recolectados, generando un foco de infección por la acumulación de desechos en descomposición, el mal olor y la proliferación de moscas verdes.
“Es antihigiénico y peligroso para los niños. Todos los días pasamos por aquí con nuestros hijos y el olor es insoportable”, expresó una madre de familia.
Lo más preocupante, señalaron, es que justo frente al basurero se encuentra el Címay (Espacio de Alimentación, Encuentro y Desarrollo), donde se preparan alimentos para niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas en situación vulnerable, lo que agrava el riesgo sanitario.
A pesar de las reiteradas solicitudes vecinales, los ciudadanos aseguran que el Ayuntamiento ha hecho caso omiso, lo que consideran una muestra más del abandono y la falta de gestión que vive Hocabá.
La percepción general entre los habitantes es clara: el municipio no avanza, retrocede.
“Nos prometieron un cambio, pero lo único que cambió fue la paciencia de la gente”, expresó un vecino del centro.
Mientras la basura se acumula y los servicios públicos se deterioran, crece también la frustración de una comunidad que pide lo más básico: un gobierno que escuche, actúe y cumpla.
Porque en Hocabá —dicen los vecinos— la esperanza huele a descomposición.




