En pleno repunte de incendios forestales y con la creciente presión social por la devastación ambiental en Yucatán, la secretaria de Desarrollo Sustentable del Estado, Federica Quijano, vuelve a estar en el ojo del huracán. A pesar de haber negado públicamente su continuidad en los escenarios, la también integrante del grupo Kabah fue captada este fin de semana participando activamente en el 90’s Pop Tour en Austin, Texas.
La pregunta ya circula con fuerza entre actores políticos y ciudadanía: ¿Será una doble… o realmente es la funcionaria estatal la que sigue dando conciertos mientras el estado enfrenta una de sus peores crisis ambientales?
El hecho no pasaría de lo anecdótico si no fuera porque se trata de la titular de una de las dependencias más importantes en el contexto actual: la Secretaría de Desarrollo Sustentable. Mientras Quijano canta “La Calle de las Sirenas” en el extranjero, en Yucatán se reportan incendios justamente en los terrenos recientemente talados en la zona de Sisal, una región que ha sido fuertemente impactada por desarrollos inmobiliarios cuestionables y por la falta de regulación efectiva en la conservación ambiental.
La situación ha generado una oleada de críticas que señalan no solo la falta de compromiso, sino también la frivolidad con la que se está tratando un tema que debería estar en el centro de la agenda pública. “Estamos a un paso de convertirnos en una freidora de aire”, expresó un activista ambiental, en referencia a las altas temperaturas que se agravan por la pérdida de cobertura vegetal y el aumento de los incendios.
En círculos políticos se cuestiona si la designación de Federica Quijano fue una estrategia mediática más que una decisión con visión técnica. Se le acusa de usar el cargo para proyectarse públicamente mientras continúa con su carrera artística, sin rendir cuentas claras sobre su desempeño en la secretaría ni ofrecer soluciones a los múltiples problemas ambientales que aquejan al estado.
Yucatán necesita más que una figura popular en un puesto clave: necesita liderazgo, preparación técnica y voluntad política para frenar la devastación ambiental que amenaza con volverse irreversible. Por ahora, los incendios avanzan, la tala continúa, y la secretaria canta.